
FABRICANTES DE PAZ
Ayuda a las familias de las personas en prisión a través de la Justicia Restaurativa y la Mediación.
Como víctimas directas del delito, las familias de las personas reclusas y penadas son las destinatarias directas de un proyecto de Justicia Restaurativa que vela por los derechos que les otorgan el Estatuto de la Víctima y las directrices europeas.
Nuestra experiencia en prácticas restaurativas defiende que las familias sufren los daños derivados del delito y participan en la aceptación de una falsa responsabilidad. El objetivo es que todas estas víctimas y sus familiares sean reconocidos y tratados de manera respetuosa y no discriminatoria, utilizando un enfoque individual adaptado a sus necesidades y garantizando el derecho a asistencia, servicios de apoyo y protección.
Fabricantes de Paz encaja de inicio en Víctima y Justicia Restaurativa, un área de CONCAES que persigue una justicia que llegue más allá de un castigo, que profundice en el delito, en cómo rindiendo cuentas y a través de la responsabilidad se pueden cambiar las cosas.
En los últimos 5 años, un común denominador en las personas penadas es el impacto que les genera ver el daño que causaron con su delito a su familia, madre, padre, cónyuges, o descendencia. Por el aislamiento o la negación del delito, las personas penadas no suelen tener conciencia plena de las consecuencias negativas de su hecho delictivo en su núcleo familiar.
Estas familias, sin cometer delito alguno, son castigadas por ello. Expresan la necesidad de contar sus vivencias, de ser comprendidas más que de comprender y nos reclaman su reparación para poder superarlo. Si les dotamos de herramientas, tienen una posición que les permite cambiar positivamente su contexto a largo plazo.
Fabricantes de Paz se desarrolla con familias de la Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, y Galicia.
CARTA DE UN PADRE EN PRISIÓN A SU MUJER Y SUS HIJAS
Esta carta que escribo es para daros una explicación ya que hasta día de hoy no la he dado, ni tan siquiera he preguntado cómo os habéis sentido. Siempre que habeis venido a verme que por cierto ha sido todas las semanas, siempre he intentado que me vierais bien aunque no lo fuera así y sé que vosotros habéis hecho lo mismo desde el otro lado del cristal o en los vis-vis. Mis actos han perjudicado tanto que la familia ya no será la misma nunca y aunque se haya reducido un poco la verdadera familia hay estar al pie del cañón ylas veces que he salido de permiso hemos estado todos juntos.
Aunque me dijeron que escribiera una carta cortita no he podido hacerla más corta, y así y todo es corta para todo lo que tengo que deciros. Todo este tiempo que estoy en prisión me ha servido para reflexionar mucho y desde mi más sincero arrepentimiento por todo el daño que os he hecho pido perdón por ellos. Habéis conseguido día a día con vuestro esfuerzo, trabajo y dedicación mantener moral y económicamente la familia unida. Siempre he estado orgulloso de vosotras pero hoy en día más si cabe por el ejemplo de vida que me habéis enseñado.
Mi gran enemigo es el miedo al fracaso y decepcionaros, sentí vergüenza, rabia e impotencia al ver que un balance económico en plena crisis ponía en riesgo el bienestar y futuro de toda la familia. ¡¡ ERROR !! Pensaba erróneamente que lo más importante era el dinero y el bienestar económico de la familia, dudando por completo que lo verdaderamente importante era y es el amor, la confianza entre nosotros y que tuviéramos salud. Oculte los problemas económicos y en una serie de cobardes decisiones te involucre a ti X sin tener nada que ver y esto provocó más tarde por defenderme en los Juzgados que te hicieran cómplice mío y te condenaran a prisión para más tarde ingresar a cumplir por ello.
Estas malas decisiones cobardes también nos llevó a los embargos de todos nuestros bienes y patrimonio llevándonos a la ruina total. Cuando todo explotó en vez de darne la espalda siempre me disteis vuestro apoyo que tanto necesitaba. Las tres sois el motor para seguir adelante y demostraros que he cambiado y que no os volveré a fallar, ya que me he dado cuenta que la felicidad no era el dinero si no el amor, el afecto y la unidad familiar Un beso vuestro vale más que todo el dinero del mundo. Que equivocado y que cobarde fui al cometer los actos que os ha provocado tanto dolor y daño. Por todo ello quiero deciros que os quiero y no quiero terminar esta carta sin nombrar a X que me ha dado la vida cada vez que ha venido a verme. Por todo, gracias a las cuatro.
De vuestro padre y marido.
XXXX